jueves, 29 de noviembre de 2012

Las prótesis de los Wachowski


Peli: "Cloud Atlas"
Puntuación: 3/10







Y no va con segundas, que ya sabéis que hace poco el bueno de Larry Wachowski se cambió de sexo y ahora es una chica. Se llama Lana y la verdad, está más guapa de mujer. No, él/ella no va de prótesis, más bien lo suyo es "La piel que habito". Jeje. Ejem. Hola a todos, seguidores acérrimos de la Inquisición. Hoy os traigo lo ultimito, una peli que no se estrena en España hasta febrero. Os voy a ahorrar tiempo, sudor y al menos 10 o 12 euros. Fijáos en esta cartelera: ¿no es intrigante y prometedora?


 






























El atlas de las nubes: lo entiendo como metáfora de algo que se sabe imposible. Véase un ejemplo en la frase: "eso sería como hacer un atlas de las nubes". Los Wachowski se unen a Tom Tykwer, el de "Run, Lola, Run", y vuelven con este título a las pantallas a revolucionar el mundo del cinematógrafo como ya lo hicieran con Matrix. O por lo menos a intentarlo.

La peli está basada en la novela homónima de ciencia ficción escrita por David Mitchell en la que se entrelazan seis historias seis: una en el siglo XIX, sobre un joven notario que viaja por las islas del Pacífico, otra a principios del XX, del joven músico que empieza a trabajar para un compositor legendario, otra en los años 70, con Halle Berry de protagonista, con tema policiaco y fondo de investigación sobre una central nuclear dirigida por villanos, seguida de una historia en tono cómico sobre un editor setentón que intenta escapar de un asilo de alta seguridad. Las dos historias restantes se ambientan en el futuro: la primera en un Seúl distópico en el siglo XXII en el que una sirvienta manufacturada genéticamente es interrogada por un intento de golpe de estado y la segunda en un futuro post apocalíptico más lejano en el que la raza humana lucha por sobrevivir en un planeta que languidece.

Dame veneno que quiero morí

 













En el planteamiento no faltan factores para petarlo: estrellas de la talla de Sarandon, Hanks, Weaving o Broadbent y una historia épico-apocalíptica de dimensiones colosales. Uno de los aspectos más llamativos de la narración es además la valiente decisión de los directores de usar a los mismos actores para protagonizar las seis historias en papeles en principio muy diferentes. De este modo, por ejemplo, Tom Hanks interpreta al matasanos del primer cuento, a un gerente de pensión en el segundo, a un abnegado científico en el tercero, a un escritor de novela barata en el cuarto, y al protagonista en el último.














Las seis historias se relacionan por pequeños detalles argumentales. Muy pequeños, casi mínimos, que le dejan al espectador hacer un trabajo casi detectivesco. Además hay un leit-motif más evidente, el de la marca de nacimiento del protagonista de cada historia, una especie de antojo en forma de cometa que no sé si estaba en el libro o los Wachowski se lo sacaron de la manga para poder enlazar un poco más las historias. Porque al fin y al cabo este es el primer problema y el más obvio de la película: que las conexiones entre las historias y sobre todo la posible relevancia de las mismas es más que dudosa. 

En teoría, uno debería sentirse, creo, arrebatado por el tumultuoso devenir de los acontecimientos en cada historia y encontrar la significación de lo que ocurre en cada una enfatizado por lo que pasa en las demás. En la realidad lo que pasa es que uno lucha, se debate y se acaba cansando de intentar ver qué demonios tienen que ver estos seis mediometrajes montados para que casen de algún modo con lo que parecen recursos a la desesperada: una pobre historia de aventuras, una sosa historia de amor por la música, una penosa peli de detectives, una pasable comedia senil, un resultón cuento de ciencia-ficción y un pretencioso rollo post apocalíptico.

Y lo peor, con unas ínfulas de espanto. Entre clímax y clímax se nos vuelve a recordar el mismo mensaje filosófico barato digno de un culebrón de anime para adolescentes: todo está conectado, tu vida no te pertenece, el alma es un conejito de colores que salta por el tiempo, y más chorradas de este tipo. Bien, entendido. En el libro puede que el mensaje tenga relevancia, pero en la peli... pfff. De hecho, después de verla, me da la impresión de todo lo contrario: NADA está conectado y el alma es un constructo. La verdad: los Wachowski no dan para más. De acuerdo, son unos visionarios, pero del cine comercial. La prueba: las historias menos malas son la comedia tontuna (gracias al genial Jim Broadbent) y la del futuro refrito a la Matrix, donde lo que funciona es el efecto especial puro y duro.

Esta es la parte menos mala, Matrix revisited














Sin embargo para el que suscribe la gran pifia de la peli es el antes mencionado recurso de los actores recurrentes. Señores míos, háganlo con un propósito, con una significación. Después de ver la peli, que además es larga de cojones, a uno le queda la sensación de que se hizo solo y con el único fin del efectismo, porque para nada está justificado argumentalmente. Aunque lleve la firma de peli alemana independiente, el resultado es de parada de los monstruos comercial y rematadamente americana con el tío Sam meneando las banderitas del show. Se trata de atascar el embudo por acumulación, con lo que se llega a la creación de personajes rematadamente ridículos, como el jefe tribal asesino Hugh Grant, Halle Berry como (horrorosa) rubia judía, la limpiadora hispana que en realidad es la actriz coreana maquillada o la horrible raza futurista, imitación de asiáticos, visión relativamente racista que ha traido cola en internet de personajes con estrafalarias prótesis de goma que no les dejan ni actuar.

No soy chino, soy nuevo-coreano


















En lo positivo: Tom Hanks y Jim Broadbent, amos de la pantalla. Hanks en especial saca oro de unos dientes postizos o una perillita. Los más nuevos Ben Whishaw y Jim Sturgess tampoco están mal.
En lo negativo, una mala noticia: realmente a los Wachowski les sonó la flauta con "Matrix".

A la #@*! hoguera!