martes, 27 de diciembre de 2011

Salvajes pero menos


Peli: "Carnage"
Puntuación: 6/10







Al igual que "carpet" no significa carpeta, "carnage" no significa "carnaza", cuidado con los falsos amigos. Significa matanza, carnicería, y se refiere por un lado al universal impulso del hombre a la violencia. Por otro, hace referencia a la propia conversación en que consiste la peli, en la cual los protagonistas pasan de la corrección a acabar despedazándose verbalmente. "Carnage", dirigida como sabéis por el guarrete de Polanski, se basa en la obra de Yasmina Reza "Le Dieu du carnage", originalmente estrenada en Francia y Suiza y luego llevada a Broadway en 2009.






















La historia se plantea en un único escenario, un apartamento en Brooklyn donde dos parejas intentan mediar en una riña entre sus hijos en la cual uno le ha partido dos dientes a otro con un palo. El intento de hablar como seres civilizados va haciendo aguas por todos lados hasta que al final los padres acaban cayendo en el mismo error que los hijos e intentan imponer sus ideas de la forma más intransigente y revelando su verdadera naturaleza. Del "vamos a hablar como personas civilizadas" se pasa al "y tú con esas gafas". Al final no solo se pelean entre ellos, sino que surgen trapos sucios que las propias parejas traían consigo.

Lo mejor de la peli, sin sorpresas, es el escandaloso reparto: Jodie Foster, Christoph Waltz, Kate Winslet y John C. Reilly, casi nada. Lo que sí es una sorpresa es que están todos muy bien, como era de esperar, pero tampoco se salen. Digo que es una sorpresa porque una película de este tipo propicia claramente el lucimiento de las estrellas. Y lucen lo suyo, pero tampoco deslumbran (a nivel anecdótico, sabed que en el teatro algunos de los actores que interpretaron estos papeles fueron monstruitos como Ralph Fiennes, Isabelle Huppert o Jeff Daniels).  Lo otro mejor, sin sorpresas tampoco, es -claro- el guión, muy currado en las tablas y adaptado con eficacia al lenguaje cinematográfico.

La obra es una inteligente reflexión sobre temas universales que no deja títere con cabeza. En cuatro trazos pone en evidencia los avances de nuestra llamada "civilización occidental" y cuestiona las diferencias fundamentales entre una persona cultivada y moderna y un salvaje subdesarrollado. Aunque resulta muy divertida en su patetismo, cualquiera con un poquito de sentido de autocrítica puede verse reflejado en los imperfectos participantes de esta comedia negra. Por otra parte, cuando termina, uno se queda un poco con cara de tonto. La cosa sabe a poco. No sé si por temas de derechos Polanski tuvo la opción de refreír un poco el final, aunque lo dudo, y da la impresión de que -no sé cómo será la obra- a la peli le vendría bien un tercer acto, o al menos un final más cafre.

En resumen, que la Inquisición recomienda esta peli, pero con reservas. Hace reflexionar, es buena y te ríes. Pero no le pidáis mucho más.

Absolutio.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Benditos silencios


Peli: "The Artist"
Puntuación: 7/10







De vuelta en España para las vacas, la Inquisición se frota las manos. Hay muchas cositas golosas en cartel, a ver si nos da tiempo de verlo todo (ya digo que no). Hoy sale la lotería, la gran chorrada de cada año. Creo que no hay nada más patético que vestirse de gilipollas para ir a ver los bombos girando. Más difícil todavía: escribir una crítica mientras escucho la cantinela desafinada de los niñatos de San Ildefonso del "miiil eeeuuuroooos!" y leo en la pantalla de TV de cuando en cuando algún mensaje lleno de faltas de ortografía colgado en la página de rtve por cenutrios aburridos: "estamos muy nervisos!" o "haber si toca este año en huesca". Puaj. Menos mal que nos queda el cine.

"The Artist", de Michel Hazanavicius, lo ha petado allá donde se ha visto y lleva todas las papeletas para llevarse el oscar a la mejor peli extranjera este año. No me extrañaría nada, puesto que se trata de un gran homenaje a la época dorada del cine mudo, en especial a la época de la transición al sonoro. El referente más claro es "Cantando bajo la lluvia", la obra maestra de Stanley Donen protagonizada por Gene Kelly en 1952. De hecho el prota de "The Artist", Jean Dujardin, físicamente es una mezcla de Rodolfo Valentino, Errol Flynn y el propio Gene Kelly.

La originalidad principal de la peli es que está narrada como se hacía en los años 20. Sin sonido alguno. Y no os lo creeréis, pero funciona perfectamente. Es una delicia leer los labios de los protas o simplemente entender lo que pasa sin la información redundante a la que nos tienen acostumbrados los grandes estudios. Mención especial merecen los protagonistas, que tienen un carisma arrollador. Jean Dujardin sonríe y el mundo se ilumina. Bérénice Bejo, una actriz franco-argentina, no se queda atrás. Estos chicos darán que hablar.

Se trata esta de una peli tierna, adorable y muy redonda que refrresca el panorama usando técnicas viejas como el mundo para que salgamos del cine con una sonrisa de oreja a oreja. Como dice mi amigo Migue, es notable sacar una peli de cine mudo en la era del 3D y salir victorioso. Además tiene su pequeña sorpresa final, tan de moda en el cine del XXI, lo de le da un punto extra.
En lo negativo, que no es para tanto. Y no es que fuera cargado de expectativas. La peli sufre en lo predecible de su estructura, que es demasiado estándar. Eso de quedarse en los patrones clásicos para tirar adelante es un arma de doble filo, lo que provoca el aburrimiento por momentos. La peli toma vuelos muy suaves, como de ultraligero, pero no acaba de petarlo. Además, no sé si seré yo, pero el mudo llega a desesperar un poco en algunas partes. 













"The Artist" triunfó también en el festival de Sevilla, donde se llevó el premio del público. Atento, chumari, que cuando el público está de acuerdo, es que hay algo, me dije. Y sí, la peli está chachi, pero lo que le gusta a la mayoría no es necesariamente lo mejor. Pues eso. Probablemente sea la ganadora del oscar. 

Hecha la reseña, ya ha salido el gordo, en Huesca. Coño, qué puntería tuve con la cita.
No os engañéis, hermanos. La lotería no existe, es otra forma de control. Gastad esos euros mal ganados en una peli. Ahí sí que os puede tocar un premio.

¡Saludos churruscados!

lunes, 5 de diciembre de 2011

Te lo dije, Ricky


Peli: "Carne de Neón"
Puntuación: 10/10







Llega "Carne" a las pantallas de Moscú, por fin. Primer estreno internacional en salas comerciales de la peli española del año. Más que crítica hago crónica de un estreno y de un éxito en los corazones de los moscovitas.
Paco, bro. Todo un éxito.


































"Carne de Neón", segundo largometraje del fenómeno de la Rochela, Paco Cabezas, trata como sabéis de un grupo de maleantes con corazón que se propone poner en pie un puticlub. La anécdota sirve para retratar los bajos fondos, la cotidianeidad del gángster hispano de medio pelo, la fatalidad, cómo no, y por supuesto la redención a través del amor. Pero qué os voy a contar que no se haya dicho ya.

Un magnético Mario Casas -el galán de moda en Moscú, con dos pelis en cartelera- encabeza el mítico reparto que se está llevando de calle al público ruso asiduo a la V.O y al cine no comercial. No lo digo yo, lo dicen los aplausos espontáneos y las risas de los moscovitas. En sesión de sábado noche, cine 35 mm, Krasnye Vorota, la sala estaba bastante llena y seguía llenándose cuando la bala se disparó.

Primeros destellos: el público responde a los desvaríos de Angelito y la Infanta. El niño huye perseguido por un policía. De repente, se da la vuelta y lo encara. El poli pide refuerzos. No le llegan a tiempo. Mientras cae en cámara lenta, noqueado por el cabezazo del niño, suena un aplauso en la sala. Carcajadas de gozo. Empieza la fiesta.

El público ruso vibra con lo políticamente incorrecto del film. A la broma del kinder sorpresa, carcajada general. Suplicio y seriedad en la compra-venta de carne, pero jolgorio y despiporre en la arenga de Angelito y Ricky a las chicas. Tras la escena del perro, muy celebrada, la gente se vuelve a partir con el niño y Mobila. Un niño le da una patada a otro niño a través de una barriga. Momento mágico. Escucho los susurros de un desconocido espectador que está detrás de mí. En confidencia, le dice a su acompañante (transcribo en ruso macarrónico): "Eto Jaroshi film!". O sea: "¡Qué buena la película!". Un comentario espontáneo que cazan mis oídos y me dan alas al corazón, porque transmiten lo que siente casi toda la sala. Subidón de música, se encienden los neones del Hiroshima. La gente está latiendo al son de la peli.

Llega la parte chunga, se tensan los ánimos. Baja la comedia, sube el thriller. No todo el público entra. Dos amigas se salen de la sala, conmovidas. La peli les parece demasiado fuerte, no soportan el tema. No pretendo negar la realidad, "Carne" impacta, pero prefiero eso a que deje indiferente. Eso significa que la película tiene su verdad y la defiende, aunque por momentos se trate de una verdad fea. He ahí la virtud y el riesgo del film.












Lo que no deja de sorprenderme es lo bien que reacciona el público al desenlace, los delirios de Pura y el enredo (o desenredo) resultante. ¡La gente se parte de risa! Es el alivio cómico que se necesita. Las máscaras de muñeca hinchable lo petan entre el público. Anticlimax, empiezan a llover las muertes. Llegamos al final y la bala vuelve a suspenderse en el aire. Algunos suspiros ahogados entre el público. Se les había olvidado que la vida del protagonista depende de un centímetro. Y ese "¿qué?" final que a mí siempre me arranca una lágrima más. No falla. ¿Soy solo yo o veo otros ojillos empañados en la sala? No. Lo confirmo al salir.

La peli les ha encantado.

Esto es un regalo, volver a vivir el estreno de una película tan viva, tan potente y tan cercana. Paco, me han dicho que han aplaudido en otros pases. La reacción está siendo tan apasionada que lo oigo y no lo creo. Mira, el niño es el puto héroe nacional. A Angelito le hacen la ola. La gente llora con Mario y Ángela. Algunos comentarios cercanos: "Nunca había visto una película en la que te rías tanto a la vez que sufres. Subidas y bajadas, es un logro que no había experimentado”. Otro: “Es un alivio descubrir que en España se pueden hacer películas que no son ni sosas, ni pseudo-intelectuales, ni comedias prescindibles, ni dramones pretenciosos, ni películas sin resolución final..."
Tío, "Carne" triunfa en Moscú. Que lo sepas de primera mano.

Te lo dije, Ricky.
Un abrazo,

Tu hermano.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Somos narraciones

Quería compartir con vosotros una idea que me viene rondando últimamente, más o menos desde que vi "También la lluvia". Luego no sé por qué lo relacioné con unas pinturas rupestres leyendo otro libro, y hoy he terminado de ver la luz con el episodio 7 de la segunda temporada de la magnífica "The Walking Dead", clímax que ha hecho saltar el tapón.
Y es que os quería trasmitir -o por lo menos intentarlo- esta idea de que somos narraciones.

Esta serie se está ganando un huequecito en mi corazón














Es curioso, especialmente para los frikis (sí, frikis) como yo, cuya mayor afición, para que negarlo, es vivir en otros mundos a través de la literatura y el cine. No creo que tenga una imaginación exacerbada, pero es cierto que hay gente más sensible a las historias que otras. Y no quiero decir que el vivir en otros mundos sea un escape, más bien todo lo contrario. La vivencia paralela refuerza la experiencia en el mundo real y la hace más rica, emotiva y significativa.

Pero me explico: todo viene de una anécdota a resultas del visionado de "También la lluvia". Como sabréis los que habéis visto la peli, hay un tema de cine dentro del cine. Los protagonistas, españolitos en Cochabamba, son actores dentro de la película interpretando un drama histórico sobre Cristóbal Colón. Después de ver la peli, que me gustó, me quedé con la reflexión de que las partes de la película en teoría "falsas" dentro de la peli me parecieron más potentes que el argumento principal de crítica social a la Ken Loach con pasaporte español.

El indio lo tiene clarísimo, este es un hijoputa














Conclusión: se demuestra una vez más que la falsedad explícita de una historia no quita que, si está bien contada, nos la creamos, la sintamos y la vivamos como si fuera real. En este caso es más claro si cabe porque la peli está dentro de la peli y uno realmente no tiene por qué creérsela. Partimos de que no es real y sin embargo sientes en tus tripas el golpe del hacha que cae y amputa la mano del indio, por poner un ejemplo. ¿Por qué nos lo creemos? ¿No es fascinante? Son mentiras que queremos creernos.

Y aquí llega la parte interesante de mi tesis, que no es nueva pero no por eso deja de ser relevante: es que estas cositas, estos cuentos, amigos, no son mentira. Son verdad en el mismo momento en el que entramos en ellos y sentimos lo que sienten sus protagonistas. Una foto de una flor, a efectos prácticos de representación, ES una flor. Un mamut es un mamut. Y un muerto viviente es un muerto viviente. Lo de "la realidad supera a la ficción" y "la vida es sueño" son ideas relacionadas que están a un paso, pero dejémoslas a un lado. En lo que quiero centrarme es en la potencia de la imagen, de la idea.

Hay un episodio de South Park muy recomendable llamado "Imaginationland" en el que se debate sobre un tema parecido: los personajes de ficción... ¿son reales? En el discurso final se sale con una tesis no muy alejada de esta. Coño, los personajes de ficción, ¿no nos han inspirado muchas más veces y mejor que muchas personas reales que tenemos al lado? Creo que todo el mundo estaría de acuerdo en que Attikus Finch, Rick Deckard o incluso el bueno de Han Solo dejaron más huella en nosotros que el vecino de al lado, con sus realísimos 120 kilos. ¿Quién es más real?

¿Quién es real?













Esto me llevó de repente a las pinturas rupestres y pensé: en eso nos diferenciamos de los animales. No por el hecho de pensar en imágenes. Nos convertimos en humanos en el momento en que el primer mono frunce su peludo ceño y encuentra el impulso de transmitir esa imagen a un semejante. Con lenguaje. Con narraciones. Por eso digo que la capacidad narrativa es lo que nos caracteriza, lo que nos hace diferentes del resto de los seres en este planeta.

No sé si me explico, amigos de la Inquisición. No sé si estoy hablando en perogrulladas, pero de repente todo esto me parece muy importante. Porque si estamos de acuerdo en que la gente, los amigos y la familia nos influyen... ¿no va a ocurrir del mismo modo con lo que vemos, con lo que nos cuentan?
Atentos: si las narraciones a las que estamos expuestos nos forman como persona, cuidado con lo que vemos. Sed buenos y seleccionad. Alguien dijo: "Dime con quién andas y te diré quien eres" y yo voy más allá: "Dime qué pelis has visto y te diré no solo quién eres, sino quién vas a ser". Oh yeah.

Seguid fuertes, amigos de la Inquisición.
Saludos quemaos y metafísicos.